Haz hecho el ejercicio de colocar a dos personas, una frente a la otra, con una moneda en medio (o alguna otra cosa) y preguntarle a cada una que ve. La respuesta de las dos será diferente. Una estará viendo la cara de alguien en una moneda y la otra el sello en una moneda. ¿Alguien está equivocado? No. ¿Alguna de las dos apreciaciones es totalmente correcta? Ninguna. En realidad, las dos respuestas se complementan.
Con esta analogía me gustaría abordar un concepto muy importante y complejo del que hablamos mucho en sostenibilidad: “la doble materialidad”.
Pero empecemos, desde lo más básico, ¿Qué es materialidad?
La materialidad es un concepto que tiene su origen en el mundo contable. En sostenibilidad, materialidad son aquellos temas ambientales, sociales y de gobierno que son relevantes por su impacto para la empresa y para sus grupos de interés.
¿Para qué lo usamos en sostenibilidad?
Es una pieza clave en la estrategia del negocio, pues nos ayuda a determinar los asuntos relevantes de los que debe hacerse cargo la organización: los impactos, riesgos, las oportunidades económicas, sociales, ambientales y de gobernanza, que involucran a los grupos de interés.
¿Qué es la “Doble materialidad”?
En pocas palabras la “doble materialidad” puede entenderse como:
Materialidad interna
- Como afectan los grandes retos que enfrentamos en sostenibilidad al desempeño del negocio y su valor.
- Público: inversionistas y acreedores.
- Llamada también Materialidad financiera.
Materialidad externa
- Como afecta la organización al medio ambiente y las personas.
- Público: todos los stakeholders de una empresa.
- Llamada también Materialidad de impactos.
Para sumar a esto, les presentó las definiciones que han entregado los dos emisores de estándares de sostenibilidad para elaboración de informes corporativos más reconocidos internacionalmente: Consejo de Normas de Contabilidad de la Sostenibilidad (SASB por sus siglas en inglés) y la Iniciativa Global de Reporte (GRI por sus siglas en inglés).
- Por un lado, la empresa identifica los asuntos materiales que influyen en el valor de la empresa. En SASB esto “se refiere a los riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad que con mayor probabilidad afectarán la condición financiera de una empresa (es decir, su balance general), el desempeño operativo (es decir, su estado de resultados) o el perfil de riesgo (es decir, el costo de capital). Todos estos factores afectan la valoración de mercado actual y futura de una empresa”. Los destinatarios de esta información son principalmente los inversionistas.
- Por otro lado, la empresa identifica los impactos que su actividad produce. En GRI la definición de impacto nos dice “efecto que una organización tiene o podría tener sobre la economía, el medio ambiente y las personas, incluidos los impactos sobre los derechos humanos, como resultado de sus actividades o de sus relaciones comerciales. Los impactos pueden ser reales o potenciales, negativos o positivos, de corto o largo plazo, intencionados o no intencionados, y reversibles o irreversibles. Estos impactos son indicativos de la contribución, negativa o positiva, de la organización al desarrollo sostenible”. El público de estos asuntos es un amplio conjunto de stakeholders, desde los mismos inversionistas pasando por clientes, colaboradores, proveedores, gobiernos, medios de comunicación, etc.
En la práctica ¿Cómo sería esto?
Pongamos unos ejemplos.
Hablemos de agua. Si una empresa que necesita agua dentro de su proceso productivo, y está ubicada en un sector donde las fuentes de agua presentan estrés hídrico y se prevé que a futuro esto empeore, estamos frente a un asunto material que puede afectar el desempeño del negocio y su valor. Pero también este mismo asunto es material por el nivel de impacto que se tiene según el uso de este elemento vital para las comunidades del sector y para el planeta.
Hablemos de salud y seguridad. Todas las empresas deben tener gestión de salud y seguridad, pero hay sectores en los que este asunto es de altísima prioridad por el nivel de riesgos a los que están expuestos, pudiendo verse afectados procesos, instalaciones y personas. Entonces es un asunto que puede afectar el desempeño del negocio y su valor. Pero también es un asunto material por el nivel de impacto que puede llegar a tener en las personas, en caso de fallecimientos o lesiones con graves consecuencias en colaboradores, clientes o miembros de comunidades cercanas a las operaciones.
A su vez podría haber asuntos que no tienen doble relevancia, como por ejemplo la innovación, que podría afectar el desempeño del negocio en el mediano o largo plazo, pero no tener efectos en el medio ambiente o las personas.
En resumen…
Regresando a la metáfora del inicio de este artículo, en la doble materialidad ambos enfoques se complementan y ayudan a obtener un mejor entendimiento de los riesgos y oportunidades de un negocio.
Recuerda que la transparencia es la mejor moneda para generar confianza en tus stakeholders y esa moneda tiene dos caras: materialidad de impactos y materialidad financiera.