Aunque muchos profesionales de diversas áreas estábamos viviendo procesos de transformación, fruto de los cambios de creencias, comportamientos y necesidades de las personas, esta pandemia aceleró fuertemente la incorporación de muchos aspectos irreversibles, que impactan en la gestión de las marcas y en la reputación corporativa. El entorno cambió y las sociedades también. Por ende, el modelo empresarial debe transformarse e incorporar de manera ágil las tendencias, impulsando los cambios culturales necesarios para poner en el centro de la estrategia a las personas.
- Un nuevo liderazgo: es necesario contar con un líder más humano, empático, comunicativo, resiliente, transparente, que impulse el trabajo en equipo, para ser el «rostro» de la marca.
- Marcas más humanas: que piensen como sus clientes, que se pongan en los zapatos de sus consumidores y prioricen las relaciones a largo plazo.
- Marcas con propósito: el cual se demuestra con acciones, no con palabras. Es el momento de hacer visible el discurso del desafío que moviliza a tu marca, integrando la agenda de sostenibilidad al negocio.
- Transparencia: resalto aquí la importancia de la trazabilidad del relato, en un mundo en el que el consumidor tiene a su disposición muchas fuentes para verificar la legitimidad de la información.
- Nuevas agendas de sostenibilidad: Una estrategia de sostenibilidad se centra en riesgos, impactos y expectativas de tus grupos de interés. Necesitamos un nuevo mapeo de riesgos e impactos económicos, sociales y ambientales. Revisar la definición de nuestros stakeholders prioritarios y realizar un acercamiento para conocer sus nuevas expectativas y necesidades, que sin duda han cambiado de manera significativa (podemos apalancarnos en el uso de Big Data). Todo esto mueve a que nuestra estrategia se transforme.
- Reformular la gestión de comunicación de crisis corporativa: los mapas de riesgos reputacionales, con su respectiva evaluación e identificación de públicos se han movido. Pasamos de tener crisis ocasionales, a un escenario de crisis permanente.
- Riesgos reputacionales: Lo que haga o deje de hacer tu marca hoy, marcará el futuro de la relación con tus stakeholders.
- Inversión ESG:
- Mapeo de impactos ambientales y sociales: importante reflexionar sobre los nuevos impactos que nos trajo este virus, como: la cantidad de material al que le estamos dando un solo uso y desechando, la desigualdad social, etc. La brecha frente a muchos ODS se ha incrementado notablemente.
- Nuevos compromisos de marca: durante estos meses se han generado varias iniciativas desde voluntariado, donaciones, colaboraciones ligadas al “core” del negocio, nuevos productos y servicios, que se incorporarán a las nuevas agendas de RC.
- Un nuevo stakeholder, la sociedad: cobra un papel importante en estos momentos de crisis. Un espectador que juzga abiertamente tus acciones y sin ser necesariamente tu consumidor puede convertirse en un promotor o detractor de tu marca.
- Flexibilidad laboral: El COVID nos ha impulsado a implementar a nivel mundial pilotos de teletrabajo, jornada parcial, jornada compartida, fusión de cargos. De aquí saldremos con muchos aprendizajes sobre nuevas modalidades de trabajo, que deben integrar de manera sostenible las labores profesionales a la vida personal.
- E-commerce: se ha implementado en menos de dos meses, el cual en circunstancias normales hubiera tomado dos años desarrollarlo. Y es la reputación de la marca la que permite comprar con confianza, impactando directamente a la liquidez de la empresa.
- Impulso al ecosistema digital: Cobra mayor relieve la reputación online, y llevar a cabo un ejercicio constante de “social listening”, apalancado en el uso del Big Data.
- Comunicación organizacional: bajo una estrategia 360°, con contenidos que conectan con las personas y que borren esas «fronteras» que formamos antes al separar la estrategia comunicacional de los públicos internos y externos.
¿Se les ocurre más asuntos para enriquecer la lista? Bienvenidos los aportes.